EL MÉTODO CARTESIANO

El método de Descarte se define como un conjunto de reglas ciertas y fáciles, gracias a las cuales el que las observe exactamente no tomará nunca lo falso por lo verdadero y llegará, aumentando gradualmente la ciencia al verdadero conocimiento de todo aquello que sea capaz.

LAS REGLAS DEL MÉTODO

Descartes distingue cuatro reglas:

La primera regla que describe es la evidencia, que es lo verdadero. La evidencia consiste en la claridad y distinción. Lo diferencia de lo claro y lo oscuro. Lo claro es aquello presente y manifiesto a un espíritu atento. Una idea clara es una idea diferente o separada de las otras ideas. Lo oscuro (opuesto) se refiere a aquello que es tan preciso y diferente a lo demás, que solo comprende lo que manifiestamente aparece al que lo considera como es debido. Una idea distinta es aquella que sus partes están separadas entre sí. La intuición es la verdad, en la que la define como la intuición intelectual. En ella se producen las ideas claras y distintas. También hay que evitar los dos vicios fundamentales: la precipitación y la prevención. La precipitación es tomar una idea verdadera pero que en realidad no lo es, es decir, tomar una idea confusa. La prevención es la negación de aceptar tal y como es la verdad de lo que es evidente. Esto sería el vicio contrario a la precipitación.

En la segunda regla, propone el análisis, en la que Descartes lo define como ‘dificultades’, pero en la Regla aparece como ‘cuestiones’, que es todo aquello en que se encuentra la verdad o la falsedad. La división de esas dificultades tendrá un límite que está representado en las Reglas como ‘naturalezas simples’, que se definen como elementos indivisibles, que constituyen el último término del conocimiento, más allá del cual no podemos ir.

La síntesis es la tercera regla del método, que nos propone conducir ordenadamente los pensamientos, empezando por los objetos más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco hasta llegar al conocimiento más complejo. Una vez llegada a la intuición, comienza el momento de la deducción, que es la operación de la que se infiere una cosa de otra.

La cuarta regla nos aconseja: “hacer en todo enumeraciones tan complejas y revisiones tan generales que estemos seguros de no omitir nada”. En esta cuarta regla, nos aconseja enumerar y ordenar para no omitir nada.

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Filosofía de Descartes