Dios también usó Su voz profética para convencer y motivar a la gente a obedecer Su mandato.

Esdras 5:1-2

“Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban”

La fe de los judíos para reconstruir el templo fue establecida a través de la palabra profética.

Esdras 6:14

“Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia”.

La voz de los profetas es de suma utilidad, para animar al pueblo a hacer aquello que Dios nos comisiona; pueden venir luchas, desánimo, voces contrarias o de confusión ese es el momento de recordar la voz profética.

La Palabra de Vida

Isaías 40:3-5

“Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado”

Torcedura es todo aquello que está fuera del orden y la armonía establecidos por Dios en Su Palabra.
Necesitamos la voz profética para ordenar a las circunstancias que sean alineadas con la Palabra, con la voluntad y el destino establecido por Dios.

Cuando Dios habló la Palabra (profetizó) se hizo la luz, las tinieblas huyeron y vino el orden.

Génesis 1:1-3

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz, y fue la luz”

Amós 8:11-12

“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.”

Hemos llegado a ese tiempo en que las personas están hastiadas ya de escuchar palabra de hombre, palabras recitadas desde el púlpito de las iglesias, palabra que no es Palabra de Jehová Dios.

Juan 6:35

“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.”

Todo lo que existe ha sido creado por la “Palabra” o sea por la proclamación profética, desde la misma creación.

Génesis 1:3

“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”

Hebreos 11:3

“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”

Existe un poder creativo y de ordenamiento cuando se profesa la Palabra. Jesús mismo era la “Palabra” encarnada.

Juan 1:1-3, 14

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

La palabra en acción

Tuvo un cuerpo físico para habitar en esta tierra natural, en la persona de Jesús, el que nació en Belén, vivió en Nazaret y murió a las puertas de Jerusalén.
Por el poder de la resurrección, resurgió en otro cuerpo, un cuerpo glorificado, que ascendió a los cielos.
Descendió en forma de llamas como de fuego y sonido de viento recio, y es el mismo Espíritu Santo, que ahora ocupa otro cuerpo; el cuerpo de Cristo, la iglesia del Señor.

El Valle de los Huesos Secos

El profeta Ezequiel tuvo una visión de parte de Dios, de un valle que estaba lleno de huesos secos, de muertos; esa era la casa de Israel.

Ezequiel 37:1-14

“La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo. Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.”

Dios ordenó a Ezequiel que profetizara sobre aquellos huesos, y que les ordenara escuchar palabra de Jehová, que hablara vida sobre ellos.

Jesús dijo que un verdadero israelita es aquel en el cual no se encuentra engaño; nosotros Sus hijos, Sus llamados, somos la casa de Israel.

Juan 1:11-12

“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”

La condición actual de la iglesia es un tanto parecida.
La voz profética viene para proclamar vida espiritual a la iglesia, y un despertar del letargo.
Es necesario que se unan hueso con hueso, cada ministerio con el complementario, para levantarse como un solo hombre,: que Su Reino sea establecido en la tierra.

Cuando hablamos proféticamente de huesos, hablamos de recipientes de unción. La Biblia promete que seremos como huerto de riego y que Él dará vigor a nuestros huesos

Isaías 58:11

“Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.”

El profeta Isaías relaciona el vigor en los huesos co.n aguas que nunca faltan, lo cual nos habla de la presencia y unción del Espíritu Santo. El profeta David reconoce que al encubrir el pecado se fuga la unción y se envejecen los huesos

Salmos 32:3

“Mientras callé, se envejecieron mis huesos. En mi gemir todo el día.”

La iniquidad causa que los huesos se consuman

Salmos 31:10

“Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.”

Pero la unción hace que estos vivan y reverdezcan.

En el interior de los huesos se encuentra la médula ósea; en ella se producen los glóbulos rojos de la sangre, y ya sabemos que Dios dijo que en la sangre está la vida.

2 Reyes 13:20-21

“Y murió Eliseo, y lo sepultaron. Entrado el año, vinieron bandas armadas de moabitas a la tierra. Y aconteció que al sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y arrojaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies.”

Dios sólo reconocerá una iglesia, un ejército y este tiene una meta, derrotar al enemigo y exaltar a su Señor.
Este ejército no puede atacarse a sí mismo, eso sería autodestrucción o suicidio
Este cuerpo tiene que cuidar a cada miembro, preservarse la vida unos con otros, alimentándose mutuamente y sorbiendo todos del Espíritu de Dios.

el ministerio profético

Es el que trae vida y acoyuntamiento al ejército del Señor; esto nos habla de unidad, de varios ministerios funcionando armónicamente, como un solo hombre para lograr el propósito de Dios en la tierra.
La voz profética siempre nos dirige a la unidad, a la armonía, a la función conjunta.

La luz resplandece en las tinieblas, las cuales no prevalecen ante la iglesia. Para que el profeta profetice con vida, necesita haber pasado él mismo, por un proceso de muerte y resurrección.

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10. La Voz Profética